¿OBLIGAR A LEER O MOTIVAR A
LEER?
Como profesora muchas veces me he planteado esta pregunta
en mi práctica docente y en la observación como compañera o como madre de
alumno, de la práctica de otros.
Creo que para conectar con un libro y en
definitiva disfrutarlo, el mejor camino es llegar a él con libertad y con
motivación.
Si has contado con la suerte de tener una familia que
desde edades tempranas te ha inculcado el amor por una buena historia, llegas a
la escuela y ya estás motivado, porque para ti un cuento o un libro es una
aventura en la que quieres participar. Si no te gusta sabes que otros muchos te
esperan para sumergirte en sus páginas y dejarte llevar a donde tu imaginación
y sus palabras te quieran llevar.
Si eres una persona así es difícil que la escuela, aunque
de forma bienintencionada anule tu gusto por la lectura. Pero qué ocurre si no
estás en ese caso, te has acostumbrado a mirar de forma pasiva la televisión o
a vivir esas aventuras con los juegos de las consolas que te ofrecen adrenalina
y recompensa inmediata con el mínimo esfuerzo.
Si tú eres como la mayoría, la escuela es fundamental no para cambiar
tus hábitos, pero sí para descubrirte unos nuevos.
En la escuela infantil, los cuentos son los protagonistas
de muchas sesiones, en las que los niños aprenden a través de la imagen y de
textos cortos que las letras que están aprendiendo a escribir y a leer, tienen
un sentido.
En esta etapa la mayoría de maestr@s son cuentacuentos
vocacionales y no hay más que ver las caritas de los oyentes para ver que la
magia existe. Solo recomendaría que leyeran primero el cuento antes de contarlo
y que no se limitaran a leerlo. Al contar un cuento, tenemos que hacerlo
nuestro, soltarnos, interpretar y adecuar lo escrito adaptándolo si es
necesario. Para ello viene muy bien no leer de corrillo, saber parar, crear
expectación, preguntar, reír con los niños, sentirlo. Y si es posible, dejarles
después un papel en blanco para que
dibujen y se expresen después de su lectura.
Cuando se pasa a Primaria, la forma de trabajar la
lectura hasta ese momento no debería perderse.
Yo huiría de la típica lectura conjunta o individual a la
que sigue una obligada ficha de lectura en la que, además de rellenar los datos
del autor y del libro, hay demasiadas preguntas de lectura comprensiva o la
redacción de un resumen.
La lectura comprensiva ya se trabaja en las lenguas con
textos cortos, más idóneos para extraer la información que se requiere.
El hacer un resumen de un libro es algo muy complejo. Se
puede trabajar de forma más adecuada en las asignaturas de naturales y
sociales, donde los contenidos sí que facilitan la elaboración de esquemas y resúmenes
para extraer las ideas principales que se deben estudiar y comprender.
¿Cuál es entonces la forma más idónea de acercar a un
lector un libro?
La clave es posibilitar que su lectura sea
un placer para nuestr@s alumn@s.
¿Cómo?
Creando espacios acogedores.
A casi nadie le gusta estar
leyendo formalmente sentado en una silla. En clase podemos dejar que traigan su
cojín preferido para sentarse o tumbarse a leer eligiendo el lugar más
agradable para ello. Y si es posible ir a leer a la biblioteca del centro para
alejar la lectura de la rutina del día a día.
Escogiendo el momento.
Las primeras horas de la
mañana o la tarde son las mejores. Si dejamos la lectura al final de la mañana
o de la jornada, es más que fácil que el nivel de saturación del alumn@ le
impida concentrarse y que sea más difícil lograr que el ambiente de silencio y
respeto sea el necesario.
Saber dosificar los tiempos.
En las lecturas conjuntas,
no marcar un tiempo inflexible, saber acortar si se percibe que el interés
decae y dejar más tiempo si el argumento se pone interesante y si quieren saber
más.
Programar actividades motivadoras
Si has programado una ficha intenta
que además de los típicos datos del libro, tenga actividades que estimulen su
interés y que les hagan pensar, pero de pronta resolución y siempre con la
posibilidad de dibujar personajes, situaciones que hayan gustado o copiar la
portada.
Puedes hacer preguntas tipo:
¿Recuerdas en qué capítulo?, ¿con qué personaje te sientes identificado?, ¿por
qué crees que se enfadó?, ¿cambiarías el final?
No provocas la misma
respuesta diciendo escribe un final diferente, que ¿lo cambiarías?
No es lo mismo decir haz un
resumen, que copia tu frase favorita. Si has avisado antes de leer que esa
pregunta tenía que contestarla, ya le estás motivando a pensar y a prestar más
atención implicándole emocionalmente.
Si son más pequeños haz preguntas
de investigar: Encuentra una palabra de cuatro sílabas que empieza por…, descubre
que llevaba en el bolsillo el personaje x, ¿a quién se le van a poner los pelos
de punta?
Si pones las preguntas al
final de la lectura, muchas pasan a ser de lectura comprensiva pero si leen las
preguntas antes de empezar a leer y las tienen al lado consigues que sean como
detectives buscando pistas.
Conseguir que participen en la elección de
las lecturas.
Cuando son pequeños pueden
disponer en el horario de clase de una sesión donde poder llevar su cuento
favorito y contarlo a los demás.
En cursos más elevados se
puede preparar entre todos, incluido el maestr@ una lista de libros que
desearían leer. Cada uno puede defender su libro elegido y tras la exposición
de las propuestas, votar qué libros son los que se van a leer en clase.
Favorecer la expresión oral.
Fomentar la capacidad de expresar una opinión
oralmente en un debate o en una sesión donde la conversación pueda guiarse para
educar en el respeto por las intervenciones ajenas y para adquirir un espíritu
crítico.
Desde bien pequeños podemos
enseñarles a argumentar y a motivarles a expresar sus sentimientos y emociones
tras la lectura de un libro.
Siempre es más gratificante
que escribirla, ya que nos enriquece la posterior polémica o aceptación que
puede conllevar al ser escuchado y aprender a escuchar a los demás.
Relacionar el área de plástica y la animación
lectora.
Cuando leemos nos
introducimos en el cerebro de otra persona, atisbamos su forma de pensar, de
entender la vida, accedemos a sus fantasías, nos beneficiamos de sus
experiencias. También lo hacemos al mirar un cuadro.
La lectura de un cuento o de un buen libro pueden ser la motivación perfecta para trabajar diferentes técnicas plásticas de forma individual o en grupo. Así la expresión artística cobra un nuevo sentido porque con la lectura hemos vivenciado e imaginado situaciones, paisajes o hechos que ahora se pueden expresar mediante el dibujo el color, el collage…
La lectura de un cuento o de un buen libro pueden ser la motivación perfecta para trabajar diferentes técnicas plásticas de forma individual o en grupo. Así la expresión artística cobra un nuevo sentido porque con la lectura hemos vivenciado e imaginado situaciones, paisajes o hechos que ahora se pueden expresar mediante el dibujo el color, el collage…
En definitiva se trataría de no perder de vista un
objetivo fundamental.
La lectura tiene que ser en lo posible,
siempre un placer y una excusa para dejar volar la imaginación, fomentando la
creatividad y la capacidad de expresarse.
Reflexión aparte merece la etapa Secundaria.
Los alumn@s que tienen interés por aprender y sacar buenas
notas, ven gradualmente como desaparece su tiempo libre por el aumento de
asignaturas y de obligaciones que estas conllevan.
Personas que hasta ahora leían y en el mejor de los casos,
devoraban libros, tienen que aparcar sus lecturas para el verano y se
encuentran con que han de leer libros obligatorios y después hacer un extenso
trabajo sobre ellos o examinarse tras su lectura.
Todo esto sucede en un momento en el que están leyendo
más que nunca contenidos y más contenidos. Si tienen la suerte de que su
profesor de literatura tiene el don de saber escoger lecturas que les atrapan, la
obligación pasa a ser mínima; pero qué ocurre si esto no es así. ¿Estamos
consiguiendo objetivos si además, los alumnos más avispados se limitan a bajar
de internet uno de los muchos resúmenes o trabajos que pupulan por la red de
los libros que hemos programado leer y qué a lo mejor tienen hasta película?
¿Cómo podemos evitarlo?
Asegurarte de escoger libros adecuados.
Los libros no solo han de
gustarte a ti, tú eres un adulto, tus inquietudes han cambiado. Siempre
después de programar la lectura de un libro realiza como mínimo una encuesta de
opinión y haz caso de las opiniones mayoritarias.
Aprovechar internet.
La mayoría de autores tienen
blogs o webs, entonces por qué no acceder a un libro a través de ellos. Nada
tan fácil como primero presentar al escritor en vivo y en directo, leer y
enviar comentarios, intentar hablar con ellos por messenger o por correo
electrónico… En definitiva acercarlo a los alumnos.
Sí vas a trabajar autores ya fallecidos
o que no se mueven en las redes, podéis montar vuestro propio blog literario en
el que todos puedan participar haciendo reseñas o recomendaciones de forma
individual o en grupo. Escribir en la red es siempre más motivador que hacerlo
en un examen.
Participar en la elección.
No importa si tienen que leer un libro
del siglo de oro o uno contemporáneo.
Se puede ofrecer una lista de posibles
obras, explicarla, comentarla y que cada uno elija aquel que crea que más le
puede gustar.
Explicar y facilitar la comprensión de los
objetivos que se han de conseguir.
Si han de leer con un aprendizaje más
elevado, explica y sitúa el contexto en el que fue escrita la obra, que cambios
sociales van a observar, que mentalidad van a encontrar y por qué es diferente a
la nuestra; pero sobre todo, que la convierte en única y digna de pertenecer a
la historia de la literatura. Qué pretendes con su lectura, cómo les va a ayudar a entender lo que están
estudiando en lengua. Si no corres el riesgo de que les parezca un auténtico y
aburrido rollo a la mayoría y más cuando la pobreza de vocabulario de nuestros
jóvenes dificulta mucho la comprensión de textos de calidad.
Fomenta la expresión oral.
Un buen debate sobre una obra es más
eficaz para saber quién ha leído y quién no, en realidad el libro. Permite afianzar los
objetivos ya trabajados en la primaria y ayuda a crear personas con mentes más
abiertas y razonables. Para argumentar has de reflexionar, partiendo de un
conocimiento previo, has de saber escuchar y has de aprender a pensar de forma ágil
para poder refutar una opinión contraria a la tuya.
Fomentar la dramatización
Qué mejor forma de vivir desde dentro un
libro que interpretándolo. Cómo disfrutarán los alumn@s más leyendo el
Lazarillo de Tormes, ¿leyéndolo o representando por grupos sus mejores actos?
Relacionar arte y literatura
Al igual que en Primaria, plástica y las nuevas tecnologías pueden ser
una eficaz forma de expresar lo que un libro es capaz de evocar.
Par finalizar, sigas
o no sigas estos consejos u otros, lo importante es que tu animación lectora
funcione.
Leyendo se aprende a escribir, se mejora la
ortografía, ampliamos nuestra limitada visión del mundo, flexibilizamos nuestra
mente, adquirimos espíritu crítico. En definitiva somos más cultos, imaginativos
y creativos.
En consecuencia cuál debe ser como docentes nuestro
principal objetivo…
Los alumnos tienen que disfrutar leyendo de
forma que cuando acaben un libro quieran volver a leer otro.
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